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martes, 27 de agosto de 2024

Follaardillas

 

Follaardillas



El otro día en uno de los encuentros de la plataforma de encuentro rural “Forestera”, asistí a la presentación del libro, “Fondo de mar”, de la autora Mar Verdejo, y salió esta palabreja, que por cierto no sé si se escribe todo junto o separado. El caso es que llamó mi atención –y creo que la de todos los presentes-, y no precisamente por la palabreja en sí, si no por lo que significaba o mejor dicho a quién llamaban así.

Hay un político que en las últimas elecciones salió elegido eurodiputado y según esta autora -y la mayoría de politólogos-, este personaje ha llegado  a ese puesto a base de mentiras y bulos, y como este señor ha cimentado su carrera de esta forma,  en su tierra, Almería, le han pagado con la misma moneda y se han inventado una mentira o bulo de este hombre y le llaman follaardillas. No quise saber qué se habían inventado para llamarle así.

La pregunta que le hice a Mar, no es como este hombre ha llegado a eurodiputado sino como ha conseguido que la gente, y mucha,  le voten si solo expande mentiras y bulos.

—Le votan los jóvenes porque les hace gracia y porque no piensan en las posibles consecuencias. Es su forma de revelarse contra lo establecido en una sociedad que les tiene muy poco en cuenta. Pensar consume glucosa y en un modo de vida en la que estamos sobre informados y donde nos lo dan todo hecho, para que pensar. Ya lo hacen ellos por nosotros. Quizá ahí esté el problema, que dejamos que sean otros los que piensen por nosotros.

—Pero esta gente ya está en ayuntamientos y comunidades autónomas donde están restringiendo derechos sobre todo a las mujeres.

—Y seremos nosotras las que les paremos los pies cuando todas nos demos cuenta que quieren para nuestras hijas las mismas restricciones que en la dictadura tenían nuestras abuelas: necesitaban el permiso expreso del marido- o del padre si estaba soltera- para abrir una cuenta en un banco, comprar un coche, pedir un crédito…para entrar en la mayoría de bares, teatros, cines… tenían que ir acompañadas de un hombre… A los hombres no os van a restringir ningún derecho, es a nosotras, a las mujeres, a quienes nos quieren llevar de nuevo  a la época de las cavernas.

No supe que contestarle. Tenía razón. Es a las mujeres a las que les quieren restringir derechos, no a los hombres, aunque también. En algunas poblaciones donde mandan han suspendido espectáculos porque atentan contra la moral, perdón contra SU moral y son ellos que tiene que decidir que podemos ver y que no. Se olvidan que somos mayorcitos y podemos elegir que ver y que no. Y si un espectáculo es malo y no gusta, dura muy poco en cartelera.  Nadie acude a verle sin que un señor desde su despacho de político decida por nosotros si podemos o no podemos ir. Ya tenemos edad para decidir qué nos gusta y qué no.

Me viene a la memoria un poema que siempre pensé que era de Bertolt Brecht, hace poco leí que no era de él, pero en la red se lo siguen atribuyendo y creo que viene bien  como reflexión.

 

«Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»

Esperemos que cuando las españolas con la ayuda de todos nosotros decidan parar a esta gente,  no sea demasiado tarde.

“Lo único necesario para que triunfe el mal es que las personas buenas no hagan nada” Edmund Burke (1727-1797) escritor, filósofo y político irlandés