Pese a que lo pueda parecer, este artículo no habla de
gastronomía realeña, aunque bien pudiera hacerlo por los ricos y variados
platos, con sus guisos, sus salsas, sus salmorejos…que tenemos en El Real. En
este artículo hablaremos de elecciones y de votos. Para comenzar tenemos que
saber cuándo y por qué se empleó el término “Pucherazo”
Esta palabra comenzó a emplearse en los últimos años del
siglo XIX, cuando Antonio Cánovas del Castillo, uno de los políticos más
inteligentes que hemos tenido se inventó la Restauración borbónica. Corría el
año de 1875.
Durante todo el siglo XIX, salvo raras excepciones, los españoles
hemos estado divididos por gobiernos que favorecían esa división. Después de
unirnos todos para luchar contra el invasor francés, España tuvo 26 años de
gobierno reaccionario (Fernando VII) y guerra civil (1ª Guerra Carlista).
Durante el reinado de Isabel II se sucedieron los gobiernos militares, según el
gusto de alcoba de la Reina; la 2ª
Guerra Carlista; un monarca extranjero que renunció a los pocos meses; una
Revolución, La Gloriosa que desembocó en la 1ªRepublica Española de corta
duración; y la 3ªGuerra Carlista.
Con un pueblo desmotivado políticamente y arto de tanto
gobierno, que escasamente duraban 20 meses, comenzó Cánovas a levantar un nuevo
estado y una nueva Constitución, la sexta
del siglo XIX. Le guiaban dos principios fundamentales: 1)- Mantener al
ejército alejado del poder, y 2)- no confiar en elecciones libres. Después de
sucesivos gobiernos de generales desastrosos para todos excepto para los
militares, era lógico que el político conservador quisiera tenerlos alejados
del poder. El segundo principio resulta difícil de entender en un hombre que
admiraba el sistema parlamentario ingles y su sistema electoral. En la nueva
Constitución introdujo un requiso censitario por el cual las clases
trabajadoras, en su mayoría analfabetas, quedaban excluidas del derecho al
voto. Y aunque había libertad de prensa, no hubo una sola elección limpia,
seria y autentica.
Calle de la Luna con la de Carmen García Rubio o R30
Cánovas pensaba que España debía estar gobernada por las clases altas e ilustradas del país, que eran los que tenían derecho al voto. La clase ilustrada mayoritariamente era radical o republicana y este era el principal motivo de controlar las elecciones. Unas elecciones libres hubieran dado al traste con su plan restaurador. En todo el siglo XIX cuando los liberales llegaban al gobierno era por medio de la violencia, golpes militares…etc. Cánovas, hombre de una inteligencia y una cultura poco común en aquellos tiempos, que sabia y conocía el peligro que esta forma de llegar al poder entrañaba, arregló las cosas para que gobiernos conservadores fueran reemplazados regularmente por los liberales. Su plan era dimitir y dar paso a los liberales, cuando una crisis económica o de cualquier otro tipo amenazara las estructuras del país por él creadas. Los liberales hacían lo mismo, no habiendo grandes diferencias entre un gobierno u otro, a excepción de que los liberales se preocupaban por la educación y eran anticlericales, y los conservadores se preocupaban más, aunque su preocupación era escasa, por la agricultura y las condiciones de trabajo.
Calle de la Luna con la de Carmen García Rubio o R30
Cánovas pensaba que España debía estar gobernada por las clases altas e ilustradas del país, que eran los que tenían derecho al voto. La clase ilustrada mayoritariamente era radical o republicana y este era el principal motivo de controlar las elecciones. Unas elecciones libres hubieran dado al traste con su plan restaurador. En todo el siglo XIX cuando los liberales llegaban al gobierno era por medio de la violencia, golpes militares…etc. Cánovas, hombre de una inteligencia y una cultura poco común en aquellos tiempos, que sabia y conocía el peligro que esta forma de llegar al poder entrañaba, arregló las cosas para que gobiernos conservadores fueran reemplazados regularmente por los liberales. Su plan era dimitir y dar paso a los liberales, cuando una crisis económica o de cualquier otro tipo amenazara las estructuras del país por él creadas. Los liberales hacían lo mismo, no habiendo grandes diferencias entre un gobierno u otro, a excepción de que los liberales se preocupaban por la educación y eran anticlericales, y los conservadores se preocupaban más, aunque su preocupación era escasa, por la agricultura y las condiciones de trabajo.
Cánovas conservador y Sagasta liberal, sellaron un pacto
en 1885 ante el lecho de muerte del rey Alfonso XII: seguir el método de dos
partidos que se turnan en el poder, y de esta forma no perturbar la dinastía
monárquica. La regla establecida era que el gobierno que organizaba las
elecciones tenía que ganarlas, y la forma de turnarse en el gobierno era la
dimisión ante cualquier dificultad. Se daba por hecho quien ganaría las
elecciones, hasta el punto de que en alguna ocasión se publicaron en los
diarios los nombres de los ganadores antes de las elecciones. Para conseguirlo
la maquinaria electoral tenía su sede en el Ministerio de la Gobernación. Desde
este ministerio se daban órdenes a los gobernadores provinciales con los
nombres de los que debían ganar las elecciones en cada ayuntamiento, e incluso
el porcentaje de votos. También salían los nombres del partido rival en número
suficiente para que en las Cortes hubiera una oposición. Ante todo había que
guardar las formas. En las grandes ciudades el gobierno civil contaba con la
policía y las autoridades para amañar los resultados electorales. En los
pueblos contaban con los caciques, que eran los encargados de apañar las
elecciones a gusto del Gobernador Civil de turno. Las triquiñuelas empleadas para conseguirlo
eran variadas: confeccionar las listas de votantes donde solo aparecían los que
se sabía de antemano que votarían según lo acordado, manipular las urnas,
sobornado o amenazando a los votantes…etc.
...continuará la próxima semana.
Foto del archivo de imágenes de la ACDT El Piélago
...continuará la próxima semana.
Foto del archivo de imágenes de la ACDT El Piélago
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