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lunes, 28 de enero de 2019

NI UN HOGAR SIN LUMBRE, NI ESPAÑOL SIN PAN

Este artículo se publicó hace unos años en la revista Real, editada por la Asociación Cultural El Piélago

En España hemos tenido muchas crisis aunque la actual es la que más nos afecta porque la estamos padeciendo ahora. “Pobreza energética” se llama a la crisis que sufren las familias que no pueden encender la calefacción porque tienen que priorizar entre comer o pagar el recibo de la luz. Obviamente eligen lo primero (por cierto somos uno de los países que más cara paga la electricidad en  Europa. Si alguien se ha parado e ver el galimatías que es el recibo de la luz, se habrá dado cuenta que el gasto de luz, es decir, la electricidad que realmente consumimos,  supone aproximadamente una cuarta parte del recibo, el 75% restante son impuestos, alquileres, tasas…)

Esta crisis ha hecho que miles de jóvenes muy preparados emigren a otros países porque España no les ofrece un futuro. Después de años de preparación y mucho dinero empleado en ellos, tienen que irse fuera de su país y desarrollar en otros países los muchos conocimientos y preparación aprendidos en España. Cierto  es que no es la primera vez que muchos jóvenes tienen que emigrar buscando un futuro mejor, pero sí  es la primera vez  que se marchen tantos y tan preparados. “Movilidad exterior”  lo llama una ministra conservadora a esta fuga de jóvenes tan intensamente preparados. Claro que los políticos pierden la vergüenza por el camino por eso hablan como hablan y dicen lo que dicen.

Como decía al principio, los españoles hemos padecido muchas crisis.  Aunque puede parecer actual el titulo de este artículo,  es un eslogan franquista de los años cincuenta, que nos viene a decir que también entonces había pobreza energética, aunque  probablemente lo llamarían de otra manera.  Desgraciadamente no se cumplió  ni lo de la lumbre  y mucho menos lo del pan. A mediados de siglo pasado - 1950, los años cuarenta,  cincuenta, sesenta , unos pocos años atrás, no hace tanto tiempo-, la crisis estaba afincada en nuestro país, aunque probablemente en esos primeros años de dictadura franquista esta palabra se empleaba poco: podían tomarle al que la nombrara  por desafecto, delito muy grave en aquellos días. Tiempos  de autarquía, de cartillas de racionamiento, de escasez de los productos más básicos. La mala política económica seguida por el régimen del general superlativo hizo que muchos productos básicos desaparecieran de las tiendas y aparecieran en el mercado negro, estraperlo se llamaba entonces, a precios mucho más caros y prohibitivo para muchas familias. Muchos abuelos se acordaran,  eran los años del hambre. Ahora podemos decir sin miedos a ser  desafectos,  que en España se pasó mucha hambre, y en nuestro querido pueblo, El Real de San Vicente, también. Hubo personas que lo pasaron mal, muy mal.
 
                    Nuestra  Reguera. Foto del archivo de imágenes de la ACDT El Piélago

En la actualidad han proliferado los bancos de alimentos, los comedores sociales,… organizados por ONG para ayudar a los más necesitados. En los años cincuenta no había bancos de alimentos, la gente no podía donar comida si tenía lo justo para tirar  palante, entonces  El Auxilio Social era el encargado, con sus comedores sociales, de paliar en lo posible el hambre de los españoles. En nuestro pueblo, en la calle Santa Bárbara, 20 había un comedor social donde iban los niñ@s necesitados a comer. Hoy es un edificio de tres plantas.

En aquellos tiempos los hombres, siendo niños, comenzaban a trabajar. “Aquí te destetaban  y ya te mandaban de porquero” nos comentaba un abuelo  en una amena conversación. Entonces los niños venían con un pan bajo el brazo ya que desde muy niños  traían un jornal a casa. Muchos abuelos realeños comenzaron su vida laboral siendo niños: con ocho o diez años ya iban de porqueros.  El salario de un niño de esta edad que estaba todo el día cuidando cerdos, era de 30 duros al año.  (30 duros eran 150 pesetas, como recordatorio 1 euro son 166,386 pesetas). ¡Ni un euro anual! A este salario había que añadir la manutención: desayuno, comida y cena. La comida solía ser un trozo de pan con un trozo de tocino, o un trozo de chorizo o una sardiana arengue  para todo el día; la cena solía ser cocido o patatas viudas. También un corato de la primera cría que hubiera a partir de que al niño se hiciera cargo de  cuidar los cerdos.

La última reforma laboral ha empobrecido a muchos trabajadores, hasta el extremo de que  ni trabajando duro pueden salir de la pobreza. Esto también ocurrió durante la posguerra.

En esos años los salarios en el pueblo eran en dinero y en espacie. Un pastor, casado y con hijos, que estaba las 24 horas del día y los 365 días del año al cuidado del rebaño recibía un salario de 300 pesetas anuales, ni 2 euros; una libra de tocino a la semana;  1 liara de sal; pan y medio diario; 4 solariegos anuales, y llevaba con el rebaño del amo 30 ovejas propias, 25 que podían parir y 5 que no podían.  Una libra equivale 453,592 gramos; liara se llamaba a un cuerno  de vaca al que se vaciaba el  tuétano; con un tapón de corcho en la punta también lo usaban los pastores para llevar aceite; un solariego era un cordero o cordera.   Resumiendo, el salario anual de un pastor era: 1,81 euros anuales; 453,6 gramos de tocino semanales;  un cuerno lleno de sal; pan y medio diario; 2 corderos y dos corderas anuales. Con la sal al parecer no había problemas: cuando se vaciaba el cuerno el amo lo volvía a llenar.

No todos estaban empleados  todo el año.  Muchos hombres tenían que buscar el jornal y el trabajo también escaseaba. Un jornal se pagaba entre las tres y cinco pesetas y los precios de productos básicos, comparados con estos salarios,  eran casi artículos de lujo: un kilo de garbanzos costaba en torno a 1.50 pesetas; un litro de aceite unas 2.45pesetas. El kilo de garbanzos suponía  el 37% de un jornal medio de 4 pesetas. Un litro de aceite más del 50%.

En aquellos años  cincuenta la crisis estaba afianza en España y según informes del Foreign Office británico, más,  bastante más, de lo que los informes del régimen, siempre controlados por la censura,  contaban.

lunes, 14 de enero de 2019

Salir de la rutina

En estos días de paz, amor, besos y abrazos a veces con cariño, pasión y amistad y otras postizos y obligados por la situación y las circunstancias del momento y lugar, hemos aprovechado para cambiar o saltarnos la rutina diaria:
 He trabajado un poco en el huerto, poco: el verdadero trabajo llegará a últimos de invierno  y primavera; he ido de ayudante de vaquero; he practicado el deporte, entretenimiento, obligación... muy de moda estos días en el pueblo: coger aceituna. Mi Compi me dice que para las pocas que tenemos se las deje a los pájaros. Ya les dejo las del suelo, al fin y al cabo ellos a mi no me dejan nada, solo sus trinos y cantos cuando estoy en el campo, claro que yo también les dejo el mío, aunque no se puede comparar.
También hemos cuidado/convivido con una persona mayor: con sus miedos, su egoísmo y sus rarezas: manías que nos parecen ahora y a las que todos llegaremos si por bien es.

Hemos tenido tiempo para ir al cine, al teatro, charlar, tomar algo y estar de tertulia con los amigos, algo muy importante para nuestras vidas. He aprovechado para leer la España de 1930-1950, que me apasiona y algún que otro cuento que me han llamado la atención por el trasfondo o la metáfora que encierran y que muy brevemente os expondré:

--¿Cuánto pesa un copo de nieve? --preguntó un pequeño gorrión a una paloma, que por tener mucha mas envergadura y sobre todo por ser más vieja, sabría más que él de estas cosas.
--¡Que tonterías preguntas! --respondió la paloma malhumorada--. Un copo no pesa nada.
El gorrión la miró y tras un leve silencio respondió:
--Esta mañana estaba posado en la rama de un pino y comenzó a nevar. No era una ventisca de esas de aires difíciles que te hacen huir a esconderte y refugiarte. No, era una nevada reposada y tranquila, por lo que me quede en la rama a contemplarla. Como no tenia otra cosa mejor que hacer, comencé a contar los copos que se posaban, suavemente y con mimo, sobre la rama. Conté 32.567.236 y al contar 32.567.237 la rama se quebró y cayo al suelo.
La Paloma se le quedó mirando como si no comprendiera que un copo de nieve pudiera romper la rama de un  árbol.
La metáfora, o lo que el cuento quiere decir entre líneas, pero que no expresa con sus letras, os lo dejo a cada uno de vosotros.

Otro cuento que también llamó mi atención decía así:
Dos hermanos han heredado un molino de sus padres y entre los dos atienden la molienda, ganando su jornal con una parte de la harina de cada trabajo.
Un hermano está soltero y el otro casado  y tiene cuatro hijos.
El hermano soltero piensa que no está bien que los dos se repartan la harina ganada a partes iguales, ya que él al ser solo tiene menos gastos que su hermano con la mujer y los cuatro hijos que alimentar.
Por lo que cada noche cogía unos sacos de su  harina, y sin que se entere su hermano, los lleva a casa de éste.
Por su parte, el hermano casado y con hijos pensaba: no está bien que ganemos lo mismo; yo tengo mujer  e hijos que cuando lo necesite me cuidaran; mi hermano está solo  y sólo le ayudaran pagándolo. Por lo que cargaba  sacos de harina de su ganancia y, por la noche, los llevaba a casa de su hermano. Hasta que una noche se encontraron en el camino y comprendieron lo que pasaba por la cabeza del otro y se abrazaron.
También tiene su metáfora entre líneas si la queremos ver.

                            Ronda en el llanillo patrocinada por La Torre by Larry. También asistimos.

Hemos ido un par de veces al cine: Hemos visto "Miamor perdido". Es entretenida, te ríes bastante. Pero si tienes un poco de empatía y te pones en la tesitura de los protagonistas, el humor... ya no lo es tanto.
También hemos visto "Bohemian Rhapsody". Una gran película y una gran lección de vida: el protagonista sale de la nada y llega a lo más alto. Estando en la cumbre se arriman a él falsos amigos que le hacen caer en el fango y olvidarse de sus compañeros y verdaderos amigos, e incluso de su familia.  Sabe darse cuenta del error, pide perdón y vuelve con sus  amigos y compañeros de siempre. Juntos todos vuelven otra vez a triunfar por todo lo alto. El actor hace un gran interpretación del personaje que representa: ha ganado dos globos de oro y ya veremos que pasa en los oscar.

También hemos ido al teatro a ver: "Billy Elliot" el musical.
Es genial. Os la recomiendo. Los chavales lo bordan. Parece increíble. Los actores geniales; y la forma de cambiar los escenarios, una maravilla para quitarse el sombrero: en decimas de segundo estas en la casa de los protagonistas, en el gimnasio, en la cárcel, en una manifestación o en una clase de ballet. Han tenido que hacer obra en el teatro para poder cambiar los escenarios de la forma que lo hacen.
Anteriormente habíamos visto el "El Medico" el musical, y también nos gustó mucho y nos llamó la atención la forma de cambiar los escenarios.

El Medico es una historia de hace muchos años, cuando la medicina estaba en pañales, y como historia lo ves; Billy Elliot es una historia cotidiana de hoy: el padre y el hijo mayor en huelga porque les cierran el trabajo; una abuela con alzheimer; un adolescente que sin comerlo ni beberlo por casualidad un día hace una actividad nueva, y aunque no está bien visto para chicos, le gusta.
Como os digo una historia que puede pasar hoy en la casa de cualquiera de nosotros.

Los cuentos los he tomado , aunque no literalmente, del núm. 72 de Aguasal.
La foto es de Isa Ramos.