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lunes, 15 de octubre de 2018

El Real se manifiesta a favor de la corona y(II)


Debió ser en los últimos meses de 1924 cuando el escritor y novelista republicano, Vicente Blasco Ibáñez (el libelo Blasco Ibáñez que dicen en el pleno del ayuntamiento), se atrevió a publicar todo lo que se rumoreaba del monarca: de sus aires absolutistas y sobre su implicación en la muerte de tantos españoles por ser el principal instigador de aquella desastrosa batalla. El escritor tuvo que exiliarse en Francia y volvió a España cuando se instauró la   II República.

El apoyo al monarca, como bien dice el acta del Ayuntamiento, se exteriorizo en una gran manifestación en Madrid el viernes 23 de enero.  Durante todo ese día la animación en las calles del centro fue enorme. Los edificios públicos estaban adornados con el pabellón nacional ¡Hasta los tranvías lucían en sus trolleys banderitas con los colores nacionales! Las comisiones municipales llegadas a la capital, procedentes de toda España, para homenajear al rey, se fueron concentrando en el Paseo de Coches del Retiro. En dicho Paseo cada provincia tenía su lugar asignado

“Toledo, la imperial cuidad, y su provincia se han sumado al homenaje, trayendo esplendida representación de la capital y de todos sus pueblos. Al frente de ella gallardea el histórico pendón Real de Castilla, concedido por D. Pedro I en las cortes de Valladolid, confirmando el privilegio concedido por su padre, D. Alfonso, a Toledo de cabeza de España. Dicha enseña también tiene honores de capitán general. Los maceros y alguacilillos llamaban la atención por sus pintorescos trajes y ricas dalmáticas”

El dirigible “España” estuvo realizando vuelos y piruetas a poca altura mientras se organizaba la manifestación, que se puso en marcha a las 10.30 de la mañana, yendo a la cabeza una escuadra de la guardia municipal de Madrid con su traje de gala. Transcurrió por las calles de O´donnell, Alcalá, Cibeles, Puerta del sol, y desde allí a la calle Bailen, suponemos que por la calle Mayor. El aspecto de la Plaza de Oriente, según el ABC de la época, “era indescriptible. Millares de personas se apiñaba ante el regio Alcázar”. El rey, y la reina acompañados de sus hijos, salieron a los balcones y fueron vitoreados por los manifestantes. Por el mismo orden que salieron del Retiro, desfilaron por la calle Bailen ante los monarcas, los representantes de todas las capitales y pueblos del país. El dirigible “España” hizo su acto de presencia volando muy bajo, arrojando banderitas y mensajes al rey.

Por la tarde hubo una recepción en palacio a todos los alcaldes y representantes de los ayuntamientos de España. Después, a las 21:30 hubo un banquete donde “la nota simpática fue la presencia de algunos alcaldes rurales que vestían con indumentaria pueblerina”. A las 11:30 dio comienzo el concierto del que disfrutaron los reyes acompañados por los alcaldes que tuvieron suerte en el sorteo del día anterior.

El día anterior, jueves 22, el centro de la capital también estuvo abarrotado de gente. Miles de personas se dieron cita en la Plaza de Oriente ante el Palacio Real, en el que se recibieron cientos de telegramas de felicitación al rey. Por la tarde se celebró en el Palacio de Hielo un acto, en el que los reyes recibieron las insignias y nombramientos como alcaldes honorarios de todos los ayuntamientos de España. El Ayuntamiento de Madrid obsequió con una merienda a todos los alcaldes de ciudades y poblaciones rurales, llegados a la capital. El menú que degustaron, seguramente muchos de los asistentes no habían probado esos platos en su vida, fue: caldo de ave en taza, fiambres variados, jamón york, ternera, lengua a la escarlata, rosbit, galantina trufada, ensalada real, pasteles y dulces. Cigarros habanos, vinos de jerez y champagne español. Con esto último llegaron también los discursos del alcalde de la capital, del dictador y del monarca. Entre todos los alcaldes sortearon entradas para el concierto en el Palacio Real, al que hacía alusión anteriormente. El de nuestro pueblo no tuvo suerte y al no conseguir entrada,  no pudo asistir a dicho concierto.
 

Leyendo el ABC de la época uno se da cuenta que tanto el dictador como el monarca se dieron un baño de multitudes ¿Lo necesitaban? El sábado 24 se celebró otra manifestación patriótica en homenaje a la memoria de todos los soldados muertos en campaña. La marcha que partió de la Plaza de España, por la calle Ferraz, el Paseo de Rosales hasta el Paseo Luis Camoens, donde se halla el monumento dedicado a la memoria de los soldados que cayeron en las guerras coloniales de Cuba y Filipinas. El día 25 fue un mitin, a las 11 de la mañana, que se celebró en el teatro Centro, de las Uniones Patrióticas de España, en apoyo al dictador Miguel Primo de Rivera. En todos estos actos, en particular el del día 24, no falto el recuerdo a los caídos en Marruecos, que fueron muchos y hacia escasamente año y medio que había ocurrido el  Desastre de Annual, que tantas críticas levantó contra los militares y contra el monarca. Todas las manifestaciones y actos de estos días precisamente eran para acallar estas duras críticas.

Pero la verdad no tiene remedio y siempre, tarde más o tarde menos, termina por imponerse. El informe Picaso ponía en evidencia las enormes irregularidades, la corrupción y la  ineficacia, del ejército español en África.  Hablaba de 13363 muertos (10973 españoles, 2390 indígenas, que estaban a las ordenes del ejército español, por sólo 1000 bajas del enemigo), aunque las cifras exactas nunca se sabrán. Las cifras de los soldados estaban muy abultadas para poder recibir más pagas, muchas de las cuales no tenían destinatario, y muchos más pertrechos militares que luego eran vendidos. La corrupción militar era generalizada, hasta los propios soldados, todos de condición humilde y lejos de sus casas, vendían sus municiones, a los que más tarde serían sus enemigos, para poder paliar un poco el hambre y la escasez de rancho de los cuarteles, a pesar de que desde Madrid se mandaba el dinero suficiente para que comieran como Dios manda. Se mandaba dinero para más soldados de los que realmente existían. Constancia de la Mora, nieta de Antonio Maura, habla de unos 8000 muertos; Indalecio Prieto, el que fuera ministro durante la II República, eleva la cifra de muertos y desaparecidos en 8668. El comandante Caballero Poveda, cifró las bajas españolas en 7875. Estas últimas  por la condición de militar de su autor,  quizá sea las cifras más reales. Aunque como decíamos anteriormente, las cifras exactas nunca se sabrán. A esta pérdida humana hay que añadir el material militar, la destrucción de infraestructuras (ferrocarriles, hospitales, escuelas…) construidas con dinero español durante doce años.

En las Paginas del ABC de esos días, y son muchas, dedicadas a los actos de los que hablo, no hepodido encontrar una lista con los nombres de los pueblos que participaron. Si que la hay de los alcaldes que  pudieron asistir al concierto celebrado en el Palacio Real, y en esa lista, como ya informaba, no está el alcalde de El Real. Supongo que nuestros representantes de la época, iban en las manifestaciones con la representación de la provincia de Toledo.

 

Para saber más:
Sobre el Desastre de Annual:
- García de Cortázar, F y González Vesga, J.M., Breve historia de España;

- Wikipedia: http://es.wikipedia.org

Sobre el rey y sus batallas:
- De la Mora, C.,  Doble esplendor
- Blasco Ibáñez, V., Contra el rey de España.

Sobre la corrupción del ejército en Marruecos
- Barea, A. La forja de un rebelde.

Sobre la manifestación o manifestaciones:
- Hemeroteca digital del ABC: http://hemeroteca.abc.es/

Continuará la próxima semana

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